lunes, 22 de marzo de 2010

Inspirados en Casa Tomada...

El cuento de Cortázar nos impulsó a trabajar en distintos relatos...


Cada grupo eligió una consigna y escribió un relato que pronto será publicado en el blog!


    * Redacta  una carta en la que el protagonista cuenta por qué se fue y por qué nunca volverá.


    *  Escribe el informe policial que redactan los policías al encontrarse con la casa vacía.


    * Realiza una producción en la que expreses cómo se hacen presentes tus miedos.


    * Produce un texto que comente el encuentro entre el operador inmobiliario y dos posibles compradores    de la casa.


    * Rescribe el final de Casa Tomada.

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Antes de alejarse tuvo lástima, miro como lamentándose hacia Irene, pero segundos después de sentir su corazón latiendo, tomo la mano de Irene y corrieron de regreso.

Mientras él buscaba la llave, Irene recogía el tejido, cuando vio algo brillando en el suelo... Pensó que era alguna de sus agujas, pero claramente era la llave.

La tomo y al intentar abrir la cancel comenzó a temblar, no solo por el frió que sentía, sino el temor de no poder enfrentarlos, de acobardarse. Entonces le dio la llave a su hermano, que con gran coraje no tardó en abrirla. En ese instante todo se había callado. El silencio les resultaba in cómodo. Creyeron haber conquistado la casa nuevamente. El viento que soplaba fuerte desde la entrada y rozaba sus cuerpos, los tenia expectantes a cualquier circunstancia o ruido extraño.

Momentos después de recorrer la casa para comprobar si estaban solos, el viento cerró una puerta y quedaron encerrados en una habitación, la puerta se trabó, las luces no encendían, el miedo invadía sus cabezas y de pronto escucharon pasos… Entre la oscuridad buscaron sus manos para jamás soltárselas pase lo que pase.

Suspendido en su cama, con poca energía para levantarse, Cortazar apagó el despertador que había interrumpido su sueño.

Francina y Nazarena


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…A las 10 de la noche, escucharon un segundo ruido. En ese momento Irene y Carlos se dirigieron al cuarto de armas: ella agarró un revolver y él una escopeta. Se encerraron en el patio esperando a que se  fueran. Esperaron dos horas. Luego abrieron con cautela la puerta de la cocina: todo parecía estar en orden, oscuro y silencioso pero al prender la luz encontraron una mesa servida. A  Irene, desesperada, se le escapó un disparo que dio en la araña del techo. Se corto la luz y se prendieron todas las velas de la casa, que ahora estaba repleta de gatos negros y paredes ensangrentadas. Una brisa friolenta capaz de ponerte los pelos de punta puso fin a esta historia.

Juan Manuel

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Cuando la policía llegó estaba la puerta cerrada.  Después de tres tocadas, la empujaron. Al derribarla un montón de tierra salió volando, luego entraron los policías y se dieron cuenta que estaba vacía además de silenciosa. Al terminar de inspeccionarla, solo encontraron polvo, como si la casa hubiera estado deshabitada hace años, lo cual era raro ya que los dos hermanos se habían marchado casi 30 minutos antes de que la policía llegara. Era como si la casa se sintiera mejor así deshabitada, o tal vez una persona, un guardia de ella, para los dos hermanos era así, no estaban seguros, pero sabían que nunca se debería haber mudado a aquella casa, es por eso que ellos dos se fueron lejos de allí. Y con respecto al dinero que no pudieron tomar antes de irse, la policía nunca lo encontró.

Alan Kette
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Querida Ana:
                    He decidido escribir esta carta para contarte por qué Irene y yo abandonamos la casa.
                    Aquella noche oscura escuché algo en el comedor o en la biblioteca, no estoy seguro. Eran ruidos sordos, imprecisos, no podían ser identificados. Cerré todas las puertas para impedir que nos invadiesen. Con el transcurso de los días, esos ruidos se iban tornando más próximos. Llegó un momento en el que casi toda la casa estaba tomada. Decidimos marcharnos.
                    No  quise enfrentar mis miedos, no quise ponerme ante ellos como un espantapájaros, que está siempre preparado para enfrentar cualquier situación inesperada. Simplemente escapé, sin arriesgarme, sin ganar ni perder. Escapé temiendo que llegase hasta mi y me tomase, sabiendo, en mi corazón, que quizá podría contra él. Pero no lo intenté, huí como un cobarde. Y ahora es que me arrepiento por no haber luchado contra lo que tanto me atormentaba. “¿Por qué he sido tan necio?. Ya es tarde para lamentarse. Voy camino a un nuevo infierno”.


Camila y Sofía
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Suena el teléfono de una agencia de bienes y raices, arreglaron un encuentro para ver la casa que está en venta. A la mañana siguiente se encuentran en la puerta de la casa. El vendedor le cuenta algunos detalles de la propidad, todo marchaba bien. Ya tenía casi vendida la propiedad. De pronto se enciende una luz y se ven unos muebles en el interior. El cliente  le pregunta por qué la casa todavía estaba amoblada (y como no se le ocurre nada) el vendedor tuvo lo que paso. Asustado el cliente se marchó.
   Afortunadamente (para el vendedor) había otro interesado que provenía del extranjero y no sabia nada de ocurrido,  pero también notó que había muebles en la casa. Entonces el vendedor le dijo que era un regalo de la agencía de bienes y  raices, por ser el cliente número 100. El cliente alegremente compro la propiedad sin si quiera dudar un segundo más.

Santiago y Gonzalo

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